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Es hora de aullar, porque si nos dejamos llevar por los poderes que nos gobiernan, y no hacemos nada por contrarrestarlos, se puede decir que nos merecemos lo que tenemos. (J. Saramago)

PRINCIPIOS DEL GRAN ORIENTE DE FRANCIA

Los siete primeros artículos de las Constituciones del Gran Oriente de Francia están dedicados a enunciar los “Principios Generales de la Orden Masónica”. En el artículo primero se dice:

Mandil

“La Francmasonería, institución esencialmente filantrópica, filosófica y progresiva, tiene por objeto la búsqueda de la verdad, el estudio de la moral y la práctica de la solidaridad; trabaja en la mejora material y moral para el perfeccionamiento intelectual y social de la Humanidad. Tiene por principios la tolerancia mutua, el respeto de los otros y de sí mismo y la libertad absoluta de conciencia”.

No siempre ha sido así. En el Convento (Asamblea General) de 1876 se debate y pone a votación posterior la modificación del artículo primero de la antigua Constitución que decía: "La Francmasonería tiene por principio la existencia de Dios y la inmortalidad del alma".

En discordancia con tal declaración, en el citado Convento se establece que: "la Francmasonería no es ni deísta, ni atea, ni siquiera positivista. En tanto que institución afirmante y practicante de la solidaridad humana, es extraña a todo dogma y a todo credo religioso cualquiera. Tiene por único principio el absoluto respeto a la libertad de conciencia".

En la misma asamblea, los masones reunidos en ella salen al paso de las calumnias que, desde otras instituciones e incluso desde otras obediencias masónicas, comenzaron pronto a esparcirse. "Después de los debates que hemos mantenido, ningún hombre inteligente y honesto podrá decir seriamente que el Gran Oriente de Francia ha querido desterrar de sus Logias la creencia en Dios y en la inmortalidad del alma; por el contrario, en nombre de la libertad absoluta de conciencia, declara solemnemente respetar las convicciones, las doctrinas y las creencias de sus miembros. No negamos ni afirmamos ningún dogma, a fin de permanecer fieles a nuestro principio y a nuestra práctica de la solidaridad humana. Si les place a los Grandes Orientes extranjeros calumniarnos, desfigurar nuestros pensamientos y desnaturalizar nuestros sentimientos, allá ellos. La opinión pública, pronto o tarde, les juzgará y la verdad verá la luz".

Libro masónico

En el Convento del año siguiente, 1877, se dice: "Dejemos a los teólogos el cuidado de discutir los dogmas. Dejemos a las Iglesias autoritarias el cuidado de formular sus syllabus. Pero que la Masonería permanezca en lo que debe ser, una institución abierta a todos los progresos, a todas las ideas morales y elevadas, a todas las aspiraciones amplias y liberales. Que no descienda a la arena ardiente de las discusiones teológicas, que siempre han conducido a desórdenes y persecuciones ¡Que se cuide de querer ser una Iglesia, un Concilio, un Sínodo! Ya que todas las Iglesias, todos los Concilios, todos los Sínodos han sido violentos y perseguidores, y esto por haber querido siempre tener por base el dogma, que por su naturaleza, es esencialmente inquisidor e intolerante.
Que la Masonería planee, pues, majestuosamente por encima de todas estas cuestiones de Iglesias o de sectas; que domine desde su altura todas sus discusiones; que siga siendo el vasto refugio siempre abierto a todos los espíritus generosos y valientes, a todos los buscadores conscientes y desinteresados de la verdad, en fin a todas las víctimas del despotismo y de la intolerancia"
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El artículo primero de las Constituciones del Gran Oriente de Francia, termina con el párrafo siguiente: "Considerando las concepciones metafísicas como parte del dominio exclusivo de la apreciación individual de sus miembros, rechaza toda afirmación dogmática. Tiene por divisa: Libertad, Igualdad, Fraternidad".

En este mismo sentido, la Circular del 18 de noviembre de 1901 señala, una vez más, el carácter liberal de la Francmasonería y afirma que "sus reglamentos abren ampliamente las puertas de sus Templos a todas las opiniones y a todas las concepciones filosóficas, morales o sociales y considera que toda clasificación de los Franc-Masones según categorías de intereses, de opiniones o de doctrinas, es contraria a los principios, a la Constitución y a las tradiciones de la Orden".

Esto mismo es lo que recoge el artículo cuarto de las Constituciones: "La Francmasonería considera el trabajo como uno de los deberes esenciales del hombre. Honra igualmente el trabajo manual y el trabajo intelectual".

Obreros

De manera análoga a como se declaran enfáticamente los principios de libertad y de igualdad, se procede con el relativo a la fraternidad. La masonería es una institución fraternal y los artículos II y III de las Constituciones del Gran Oriente de Francia lo expresan en los siguientes términos : "El Franc-Masón tiene como deber, en toda circunstancia, ayudar, iluminar y proteger a su Hermano, incluso con peligro de su vida, y defenderlo contra la injusticia".

Bien entendido que esta obligación de ayuda fraterna nunca puede dirigirse a favorecer intereses personales o particulares en contraposición a los principios de justicia y equidad. La Circular del 22 de diciembre de 1890 deja claro que la defensa de los Hermanos se refiere a las situaciones en que estén amenazados o sean perjudicados por razón de su pertenencia a la Orden.

Es por esto que, "la Francmasonería tiene por deber el extender a todos los miembros de la Humanidad los lazos fraternales que unen a los Franc-Masones por toda la superficie de la tierra". (Artículo II de las Constituciones del GODF).